jueves, 15 de enero de 2015

A la mayoría de los adolescentes se les pasa la conducta autodestructiva con la edad

Sin embargo, en los que no ocurre esto aumenta el riesgo de desenlaces desfavorables para la salud mental, incluido el suicidio Un estudio demográfico a gran escala muestra que uno de cada 12 adolescentes tienen comportamiento autodestructivo pero la gran mayoría lo deja de tener espontáneamente al llegar a la edad adulta. No obstante, los investigadores advierten que puesto que el daño autoinfligido es uno de los factores pronósticos más potentes del suicidio consumado, junto con otros trastornos mentales frecuentes como depresión y ansiedad, puede ser un componente importante y no obstante en gran parte no reconocido de la prevención del suicidio. Investigadores del King’s College London Institute of Psychiatry en el Reino Unido determinaron que de las personas que incurrían en daño autoinfligido durante la adolescencia, 90% lo suspendían de manera espontánea, en tanto que el 10% restante seguía su comportamiento autodestructivo en la edad adulta. Además, un pequeño subgrupo de participantes en el estudio inició el comportamiento autodestructivo en una etapa temprana de la edad adulta. Cuando los investigadores analizaron este subgrupo observaron que estos individuos tenían más posibilidades de haber presentado depresión y ansiedad en los años de su adolescencia. El investigador principal, Dr. Paul Moran, dijo a los reporteros que asistieron a una conferencia de prensa: «El daño autoinfligido fue frecuente pero la mayoría lo suspendía. No obstante, los adolescentes que tienen conducta autodestructiva a menudo tienen dificultades emocionales graves». El estudio se publicó recientemente en la versión en línea de The Lancet. Seguimiento de la evolución natural Aunque los hallazgos son un poco tranquilizantes, el Dr. Moran añadió que resaltan la importancia de reconocer y abordar los signos de ansiedad persistente en la juventud para evitar la evolución a los problemas de salud mental en el futuro —incluido el comportamiento suicida—. El daño autoinfligido es uno de los factores pronósticos de suicidio consumado y es más frecuente en mujeres jóvenes de 15 a 20 años de edad, en quienes están aumentando las tasas de frecuencia. Sin embargo, los investigadores hacen notar que el conocimiento de su evolución natural es escaso, sobre todo durante la transición de la adolescencia a las primeras etapas de la edad adulta. Este estudio longitudinal, dice el Dr. Moran, representa la primera vez que se ha hecho seguimiento de la evolución natural del comportamiento autodestructivo. Para describir su evolución desde la adolescencia media hasta las primeras etapas de la edad adulta, los investigadores hicieron seguimiento a una muestra de individuos jóvenes del estado de Victoria, Australia, durante el periodo de 1992 a 2008 y recopilaron los datos de daño autoinfligido en nueve periodos de seguimiento durante todo el estudio. La media de edad de los participantes era 15 años al ingresar en el estudio y 29 años al final del seguimiento. Más frecuente en las niñas En la muestra total de 1802 participantes en la fase adolescente, 149 (8%) comunicaron daño autoinfligido entre los 14 y los 19 años de edad. Más niñas (10%) que niños (6%) tenían comportamiento autodestructivo, lo que se tradujo en un incremento de 60% en el comportamiento autodestructivo en las niñas en comparación con los niños (cociente de riesgos: 1,69; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,2 a 2,2). El Dr. Moran dijo que las heridas cortantes y las quemaduras eran las formas más frecuentes de daño autoinfligido, un hallazgo que concuerda con los datos derivados de otros estudios transversales realizados en personas jóvenes. El Dr. Moran dijo: «Al parecer esto es un fenómeno que afecta principalmente a las mujeres adolescentes, aunque algunos adolescentes del género masculino también tenían comportamiento autodestructivo». El comportamiento autonocivo también se relacionó de manera independiente con síntomas de depresión y ansiedad (cociente de riesgos instantáneos [CRI]: 3,7; IC del 95%: 2,4 a 5,9), conducta antisocial (CRI:1,9; IC del 95%: 1,1 a 3,4), consumo de alcohol de alto riesgo (CRI: 2,1; IC del 95%: 1,2 a 3,7), consumo de cannabis (CRI: 2,4; IC del 95%: 1,4 a 4,4) y tabaquismo de cigarrillos (CRI: 1,8; IC del 95%: 1,0 a 3,1). Periodo de vulnerabilidad El investigador asociado, Dr. George C. Patton, profesor de investigación en salud del adolescente, University of Melbourne, Australia, dijo que aunque no están del todo claros los mecanismos subyacentes al fenómeno de comportamiento autodestructivo en la adolescencia, al parecer es un problema de control emocional que puede tener una base biológica. El Dr. Patton dijo que al sentirse abrumados por emociones que parecen intolerables, los adolescentes pueden recurrir al daño autoinfligido como un medio de hacer frente a estos sentimientos. Añadió que el periodo de vulnerabilidad para el daño autoinfligido al parecer se inicia en torno a la pubertad. «Si se valora a dos niñas adolescentes de 14 años de edad, una a finales de la pubertad y otra a principios de la pubertad, el riesgo de daño autoinfligido para la niña en la pubertad tardía es casi cinco tantos mayor que para la niña en la pubertad inicial». Dijo: «No sabemos exactamente por qué ocurre así pero puede ser que tenga algo que ver con los cambios biológicos que ocurren alrededor de esa época. Hay tremendos cambios en el medio hormonal y sabemos que estos desencadenan emociones sobre todo en las niñas jóvenes. Así mismo, ocurren cambios formidables en algunas de las estructuras del cerebro, como en la amígdala, que son muy importantes para generar las emociones». El Dr. Patton añadió que el riesgo de daño autoinfligido «disminuye con mucha rapidez» a medida que los adolescentes se acercan a la edad adulta. De nuevo, no está claro el mecanismo exacto, pero puede ser atribuible a la maduración de la corteza prefrontal, la cual «interviene decisivamente en la regulación emocional y en la planeación y la resolución de los problemas». Vía rápida a la edad adulta Sin embargo, añadió, está claro que el fundamento del daño autoinfligido no sólo son los factores biológicos y que el medio ambiente y el contexto social «contribuyen considerablemente». El Dr. Patton dijo: «Sabemos con base en este y otros estudios que son las personas jóvenes las que están en la vía rápida a la edad adulta —los jóvenes que están al margen de sus familias, al margen de la escuela que se involucran en una actividad sexual precoz, los que consumen alcohol y otras drogas en una edad temprana —este grupo de niños es el que tiene más riesgo de sufrir daño autoinfligido. Añadió: «Estamos hablando de un periodo de vulnerabilidad que persiste hasta mediados de la adolescencia donde creemos que el tejido social de las personas jóvenes es muy importante. Las personas jóvenes se protegerán más del daño autoinfligido mediante los vínculos satisfactorios y una relación ademada con sus familias, con la escuela, con la participación escolar y su entorno local así como las relaciones satisfactorias con sus compañeros». En un editorial concomitante, el profesor Keith Hawton, director del centro para Investigación del Suicidio, University of Oxford, Reino Unido, y el Profesor Rory C. O’Connor, University of Stirling, Reino Unido, hacen notar que el estudio ofrece «tranquilidad a los padres de adolescentes con comportamiento autodestructivo y a los organismos sanitarios y educativos». Señalan en su comentario editorial: «Los profesionales clínicos pueden ofrecer estímulo a las personas jóvenes que incurren en daño autoinfligido al igual que a sus familias. Sus hallazgos plantean interrogantes importantes que son pertinentes para la prevención del daño autoinfligido persistente y el inicio del comportamiento autodestructivo y la conducta suicida en las primeras etapas de la edad adulta». ¿Punta del témpano? En la conferencia de prensa, el Dr. Hawton dijo que las estadísticas sobre la prevalencia del daño autoinfligido sólo representan la «punta del témpano». Muchas de las estimaciones previas del daño autoinfligido, dijo, están basadas en datos de centros adonde los adolescentes acuden para tratamiento, como los servicios de urgencias de hospitales y otros servicios clínicos. «Estimamos que uno de cada ocho acuden a atención clínica o van al hospital. Estos son los casos manifiestos, pero por debajo de estos y ocultos en alto grado están los jóvenes con daño autoinfligido a nivel de la población». El estudio actual, añadió, posiblemente brinda una estimación más exacta, aunque es posible que de todas maneras sea una subestimación. Entre los individuos de todas las edades que mueren por suicidio, 50% a 60% tienen un antecedente de daño autoinfligido y de éstos 25% acudieron al hospital con daño autoinfligido en el año previo, dijo el Profesor Hawton. El Dr. Niall Boyce, psiquiatra y editor en jefe de The Lancet, dijo que el diseño longitudinal del presente estudio esclarece la causa del daño autoinfligido. Así mismo, hace notar, proporciona información importante en torno al pronóstico. El Dr. Boyce dijo: «Creo que el estudio contribuye formidablemente a la bibliografía y tuve el placer y el honor de poder participar en el proceso hasta su publicación». Los autores y los editorialistas han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. Referencias: Lancet. Published online November 17, 2011. Study abstract Editorial extract Copyright 2012 WebMD, Inc. Todos los derechos reservados. Queda expresamente prohibida la reproducción y la distribución total o parcial de los Contenidos de Medscape o de Medcenter sin la autorización previa y por escrito de WebMD. Autora: Caroline Cassels Tomado de: https://pensamientos2011.wordpress.com/2012/01/28/a-la-mayoria-de-los-adolescentes-se-les-pasa-la-conducta-autodestructiva-con-la-edad/

miércoles, 14 de enero de 2015

Conductas autodestructivas se pueden prevenir

Fomentar un sentido de identidad propia, velar por su salud mental y desarrollo integral, y propiciar un ambiente de tolerancia y de expresión de las emociones, son algunos factores que contribuyen a prevenir las conductas autodestructivas en los y las adolescentes. Así lo manifestaron los participantes en la mesa redonda Conductas autodestructivas en los y las adolescentes y su impacto en el ámbito educativo, organizada por la Sección de Psicopedagogía de la Escuela de Orientación y Educación Especial de la Facultad de Educación. Contó con la participación de la Licda. Lucía Recia, de la Sección de Psicopedagogía; el Dr. Mauricio Campos, de la Línea Cuenta Conmigo de la Caja Costarricense de Seguro Social; la Licda. Isabel Villalobos, de la Fundación Rescatando Vidas, y el Prof. Juan José Flores, de la Asociación Arte para Ayudar. La Licda. Lucía Recia dijo que en investigaciones realizadas se observó que no todas las personas sometidas a situaciones de riesgo sufrían enfermedades o padecimientos de algún tipo, sino que, por el contrario, había quienes superaban la situación y hasta surgían fortalecidos de ella, a lo cual se le denomina en la actualidad resiliencia. También se notó que todos los sujetos que resultaron resilientes tenían, por lo menos, una persona, que los aceptó en forma incondicional, independientemente de su temperamento, su aspecto físico o su inteligencia. El Dr. Mauricio Campos comentó que el suicidio juvenil se ha venido incrementando año con año, especialmente a partir del 2000 cuando se registraron 195 casos de personas menores de 35 años. También en el 2003 murieron 27 menores por esta misma causa. Al respecto, explicó que el suicidio es un proceso que se desarrolla paulatinamente y es multicausal y multifactorial. Un adolescente no toma la ruta del suicidio porque quiere morir, sino para dejar de sentirse infeliz o para dar una lección a quienes lo rodean, y si lo intentó alguna vez es más fácil que lo vuelva hacer. Agregó que el joven siempre da señales de suicidio, que se manifiestan en cambios agudos en el humor y la conducta, inhibición social, comportamientos riesgosos e ideas acerca de la muerte. En este sentido, apuntó que para prevenir estos casos es importante hablar con él o ella, detectar los síntomas y brindarle la intervención oportuna. Además, de velar por su salud mental, no presionarlo excesivamente, fomentar la interacción con el sexo opuesto y darle esperanzas de vida. También se debe proporcionar información a los estudiantes, profesores, padres de familia y personas que lo rodean acerca de cómo actuar en estos casos, y dar asesoría a los medios de comunicación en cuanto al tratamiento de este tipo de noticias. Asimismo, la Licda. Isabel Villalobos apuntó que el suicidio ocupa el tercer lugar por causa de muerte en el mundo, y nuestro país se ubica en el décimo puesto. Mencionó que algunas de las señales de suicidio que presentan los niños son trastornos de sueño, irritabilidad, falta de atención, pérdida de apetito, tendencia a alejarse de sus amiguitos, y si es muy tímido se vuelve extrovertido. Para el Prof. José Flores los mayores problemas que enfrentan las y los educadores para tratar estos casos son la desintegración familiar y la negación del problema. Tomado de: http://www.ucr.ac.cr/noticias/2005/6/23/conductas-autodestructivas-se-pueden-prevenir.html

domingo, 11 de enero de 2015

Historia de intentos de suicidio de los padres incrementaría el riesgo de suicidio de los hijos

Los intentos de suicidio de un padre puede aumentar hasta cinco veces el riesgo de intentos de suicidio de sus hijos. Así lo encontró un estudio prospectivo realizado por el Centro Médico de la Universidad de Pittsburg que siguió por 6 años a los padres con historia de trastornos del estado de ánimo. En la investigación se tomó en cuenta la historia de los intentos previos de suicidio de los niños y la posible transmisión familiar de los trastornos del estado de ánimo. Hecho esto, se realizaron diversos análisis que permitieron conocer que el 57% de los padres participantes (191) había intentado suicidarse y 6.3% (44) de los 704 hijos había intentado suicidarse antes de participar en el estudio, mientras que el 4.1% (29) de los niños intentó suicidarse mientras se llevaba a cabo este estudio. Los investigadores explican que la agresión impulsiva fue importante precursor del trastorno de ánimo y resaltan la importancia de intervenciones destinadas a evitar que los jóvenes de alto riesgo familiar lleven a cabo intentos de suicidio. Si quieres mayor información, te invitamos a leer la investigación completa que fue publicada en la revista científica JAMA Psychiatry. Fuente: ScienceDaily Tomado de: http://www.psyciencia.com/2015/01/13/historia-de-intentos-de-suicidio-de-los-padres-incrementaria-el-riesgo-de-suicidio-de-los-hijos/

sábado, 10 de enero de 2015

No es tan fácil tener 6 años

¿Quién no pasó por esa etapa en la que estaba tan asustado que quería dormir con sus padres o que éstos revisaran debajo de su cama o adentro de su armario? Si como padre estas viviendo este momento con tu hijo, entonces este artículo es para tí, el Dr. Heller te cuenta las razones de estos comportamientos y lo que puedes hacer. Consulta: Mi hijo de 6 años estaba bien, de repente tuvo una pesadilla y ahora no nos deja solos a la noche. Siempre nos pide que revisemos su armario y miremos bajo su cama e incluso su ventana. Le preocupa que alguien vaya a entrar y secuestrarlo. Nosotros seguimos tratando de tranquilizarlo y hemos intentado toda clase de estrategias para ayudarlo, incluso hemos hecho una grabación de nuestras voces para que el escuche. Nada parece funcionar y, o bien tenemos que quedarnos con el hasta que se duerma, o insiste en dormir en nuestro cuarto. ¿Por qué un niño aparentemente seguro y feliz se pone inesperadamente tan problemático? ¿Qué sugerencias puede hacer para ayudarlo a recuperar su sentido de seguridad? Dr. Heller: No es inusual que los niños de 5 y 6 años pasen por malos momentos. Ellos experimentan un período de transición de los años de preescolar a los de escuela, que requieren que el niño se mueva un poco más lejos de casa, literal y figuradamente. Para algunos esto pasa sutilmente, para muchos otros significa el aumento de algunas vulnerabilidades subyacentes que no habían sido puestas a prueba antes y el resultado es la aparición de algunos síntomas de distress. No se alarme, esto también pasará. Pero entendámoslo mejor y examinemos algunas formas de ayudarlo a pasar más fácilmente. Mortalidad: uno de los cambios importantes del desarrollo que toma lugar a ésta edad es la comprensión de que la gente y los animales mueren. Que la muerte es algo final, no es caerse y levantarse. La edad específica en que se descubre esto depende del grado de conciencia y de las experiencias del niño. Es con frecuencia anunciada con la necesidad de tener un entierro formal de ese pez dorado que flota en la parte superior de la pecera ¡Tirarlo en el inodoro y estirar la cadena ya no es aceptable! Es reflejado muchas veces en las preguntas repentinas sobre dónde va la gente cuando muere o que les pasa a sus cuerpos cuando se los pone bajo tierra. Las dudas pueden ser disparadas o exacerbadas por una pérdida real (por ejemplo, la de un abuelo) o un libro o video que contiene la muerte de un personaje principal que anteriormente no eran tan importante, pero ahora genera distress y posibles pesadillas. En el mundo de hoy estamos rodeados de historias de muerte y pérdida en los medios y es difícil no exponer a los niños a esto. monster-incEntonces el niño, que se sentía seguro con respecto a él y sus padres, súbitamente empieza a preocuparse de que algo le pueda pasar a él o a aquellos que lo cuidan. Este último punto es en realidad la razón por la cual el niño necesita dormir en el cuarto de sus padres o de volverse pegajoso con la madre, incluso a pesar de haber sido históricamente muy dependiente. Los niños saben intuitivamente cuán dependientes son de sus cuidadores. La escuela: A pesar de que muchos niños ya han ido a la guardería o a preescolar, empezar la escuela pública contiene un aura totalmente diferente. Los niños saben, especialmente cuando tienen hermanos más grandes, que éste es el comienzo de un proceso irreversible de tener que crecer, un grado a la vez. Las escuelas primarias son edificios grandes comparados a aquellos lugares previos a los que iban, y están llenos de niños grandes y adultos. Algunos niños simplemente no están listos para este compromiso. Es interesante que no sólo los niños que no están listos en lo relacionado a desarrollo, para esta etapa tienen problemas con esta transición. Los chicos que experimentan una vida familiar maravillosa, íntima y cuidadosa y que van confiadamente a lugares sin sus padres, pueden resistirse fuertemente al sentido de que ha llegado el tiempo de dejar ir esa etapa de la vida. En el mundo de hoy estamos rodeados de historias de muerte y pérdida en los medios y es difícil no exponer a los niños a esto Otro aspecto de empezar la escuela, especialmente en el mundo moderno donde se pone mucha energía en el desarrollo temprano de las habilidades, es que se les pide a los niños pequeños que elijan el trabajo en vez del juego. Repito, para algunos niños, es excitante pasar a esta fase de la vida, pero otros reaccionan negativamente al percibir que deben renunciar o perder algo de importancia, llamado la libertad de jugar sin fin. Cuando crezca ¿te casarás conmigo mami?: esta clásica cuestión del niño fantaseando casarse con sus padres es todavía debatida entre los especialistas en el desarrollo del niño sobre sí es en verdad un fenómeno universal, pero tantos padres han experimentado esa pregunta que hay poca duda en mi mente de que es una experiencia bastante común para muchos niños. La idea es simple, hay un apego al padre, el niño experimenta un deseo de conexión total y permanente, y hay celos y enojo hacia el otro padre que es el que tiene ésta conexión. Es alrededor de esta edad que los niños se dan cuenta de que no pueden casarse con sus padres, lo cual es una triste pérdida de una importante fantasía, pero existe también un miedo constante de que el otro padre se enojará con él niño por tratar de robar al padre especial. Resumen y conclusiones: el punto principal es que hay un número de transiciones difíciles que el niño tiene que manejar a esta edad. No es sorpresivo entonces que puedan desarrollar bruscamente un sentido de vulnerabilidad que no era evidentemente antes de esta edad. Los niños pueden responder al problema con regresión (no querer crecer, hablar como bebés y perder, de forma temporal, el entrenamiento del baño) o mediante el miedo al mundo que los rodea. Lo último puede ser provocado por la exposición a videos, películas, noticieros, que explotan uno de los temores subyacentes mencionados anteriormente. Los padres tienden a querer sacar rápidamente cualquier dolor que el niño experimente pero primero es esencial admitir los miedos, permita/estimule al niño a que exprese lo mejor posible Debemos concentrarnos en la normalidad de estos problemas y la expectación de que los síntomas de ésta lucha pasarán en cuestión de semanas. Para asistirlo en ese pasaje, es importante que como padres estén calmados y sean comprensivos. Una estrategia fundamental es validar los miedos del niño antes de tranquilizarlo. Los padres tienden a querer sacar rápidamente cualquier dolor que el niño experimente pero primero es esencial admitir los miedos, permita/estimule al niño a que exprese lo mejor posible (en palabras o dibujos o cualquier otra forma de expresión) lo que lo está molestando, y sea compasivo con él. A veces esto ayuda a recordar tener miedos y sentimientos similares a esa edad. Decirle al niño que no hay necesidad de estar preocupado transmite un mensaje de que esos sentimientos no son normales y a menudo deja lo con la sensación de que los padres no lo comprenden en realidad. En su lugar, hable sobre lo difícil que es ser tan pequeño en un mundo de adultos y que usted lo ayudará a encontrar formas de sentirse seguro. Mire debajo de la cama y pase un tiempo extra en el cuarto del niño, preferentemente sentado en una silla cerca de él, mientras éste se queda dormido. Desaliente la idea de que el niño vaya a dormir a su cama pero acepte el hecho de que el puede despertarse en la noche y subirse a su cama. Permita algunas subidas a su cama o algunos comportamientos regresivos. Si el padre está validando y evita ser atrapado tratando de “arreglar” al niño, esta etapa debería pasar y ¡usted puede esperar el próximo desafío! Texto traducido por Alejandra Alonso con permiso del Dr. Kalman M. Heller Tomado de: http://www.psyciencia.com/2012/06/11/no-es-tan-facil-tener-6-anos/

viernes, 9 de enero de 2015

Disciplina y los padres solteros

Seguramente uno de los momentos más complicados en la familia es tener que enfrentar una separación o un divorcio. Los cambios son grandes, dolorosos y afectan a todos sus miembros. El Dr. Heller centra su análisis en los problemas conductuales que puede exhibir un niño en respuesta ésta situación, su explicación y, por supuesto, las estrategias que pueden ser más útiles. Suena el teléfono. Espero que no sea la guardería otra vez… David ha estado pasando tiempos difíciles desde que se fue su padre… se ha puesto mandón y beligerante, no me escucha. Definitivamente está siendo más agresivo ¿Qué le voy a decir a su maestra? Si no puedo lidiar con él en casa, no tengo ningún consejo para darle. Anoche fue un ejemplo típico, le dije que apagara la televisión y viniera a la mesa para cenar. El quería comer en el salón familiar así podía seguir viendo su programa. Lo apagué, él lo volvió a prender y me enojé tanto que le grité que se fuera a vivir con su padre. Cinco años y yo siento que él está manejando las cosas. Esta historia es muy común. Una familia se divide y los niños empiezan a portarse mal. La madre suele cargar con la gran responsabilidad de manejar dicha situación y, plagada de culpa por los efectos del divorcio en el niño, se le hace difícil ser firme. Su energía está agotada por las preocupaciones financieras, los continuos conflictos con el padre del niño, preocupaciones sobre su propio futuro y tiene menos tiempo que nunca para encargarse de todo. El niño responde a la sensación de la angustia de su madre portandose peor. De alguna forma, necesitan el mensaje de que, a pesar del divorcio, ellos van a estar bien y siguen estando protegidos y siendo amados. Suena el teléfono. Espero que no sea la guardería otra vez… Una forma importante de lograr esto es ser capaz de mantener estrategias de disciplina constantes y efectivas, asegurandole al niño de ésta manera, que usted sigue a cargo. Esta madre debe dejar a un lado su culpa y encontrar formas de tratar la angustia de su hijo. Puede hacerlo mediante un abordaje preventivo, por ejemplo, anticipar problemas que los niños puedan tener con tiempo, planificación y transiciones. David no debería tener permitido mirar la televisión a las 17:30 si la cena estará lista a la mitad del programa. Si él ya está en eso, déjelo terminar. Nosotros mismos podemos soltar una rabieta si nos sacan nuestro programa. También puede tratar de dar advertencias de tiempo, especialmente si es algo que el niño ha visto ya muchas veces. Una forma importante de lograr esto es ser capaz de mantener estrategias de disciplina constantes Con esto quiero decir “David, tienes 5 minutos mas y luego tienes que apagar la televisión”, seguido de “3 minutos y ya”, después “falta 1 minuto”, y, finalmente, “tiempo de apagar la televisión, David”. Usar un reloj puede ser de ayuda para ilustrar la advertencia al niño. Siendo que David tiene 5 años, involucrarlo para que ayude a poner la mesa es buena idea. Esto requiere un alejamiento del televisor antes de la cena y crea un tiempo juntos. Estas estrategias son particularmente buenas para niños que tienen problemas con las transiciones. A pesar de tus mejores esfuerzos, David puede resistirse y probar tus límites. En esos momentos, el desafío es evitar meterse en una lucha por el poder (“lo harás porque yo lo digo”). Recuerda, no puedes controlar la conducta de otra persona, incluso la de un niño pequeño. Las consecuencias son lo único sobre lo que tienes control. El niño siempre tiene alternativas sobre lo que va a hacer. Tu meta es influir en esa alternativa mediante la educación y las consecuencias. Recuerda, no puedes controlar la conducta de otra persona, incluso la de un niño pequeño. Las consecuencias son lo único sobre lo que tienes control Generalmente es de mucha ayuda comenzar por reconocer los límites de tu poder: “Tienes razón David, no puedo HACERTE venir a la mesa y comer con nosotros, pero si no vienes esto es lo que pasará.” La lista de opciones puede ser infinita: no jugaremos nuestro juego después de comer, no te leeré una historia antes de ir a dormir (la atención de los padres es una cuestión muy importante), dejaré tu comida en la mesa, no serviré tu comida, no podrás mirar la televisión por un período de tiempo, etc. Elija una opción que se adapte a su estilo y que pueda ser llevaba a cabo con cierta consistencia. Presente las consecuencias tan calmadamente como sea posible (el niño lo toma más en serio cuando usted no grita). La disciplina, por supuesto, no es sólo castigos Si este es un problema común, puede hacer un gráfico y recompensar a David con una estrella cada vez que vaya a la mesa y/o ayude sin necesidad de gritos. Naturalmente, las estrellas deben convertirse en algo positivo para el niño. No, esto no es sobornar (eso es cuando le pagas a la gente para que hagan algo que no deben). Si puede establecer disciplina consistente, en la mayoría de las circunstancias su hijo será más cooperativo. Lo más probable es que esto resulte muy tranquilizador para el niño en este momento donde hay tantos cambios familiares. Consecuentemente debería extenderse al ámbito escolar, por lo que usted recibirá menos de esas llamadas telefónicas. Mientras tanto, usted debe aceptar que, a pesar de que ser una madre o un padre soltero le trae más cargas (menos ayuda en los ajetreos, si es que la había antes), no necesita compensar la ausencia del otro padre y elimina el deber de coordinar con éste dentro de su propia casa. Es decir que puede establecer su propio sistema y aprender cómo hacerlo funcionar. A veces esto es más sencillo. Tomado de http://www.psyciencia.com/2012/06/17/disciplina-y-los-padres-solteros/

jueves, 8 de enero de 2015

Disciplinando a un niño desafiante en edad preescolar (parte II)

Continuamos con el tema de la disciplina aplicada a niños en edad preescolar, el Dr. Heller escribe en respuesta a algunas preguntas que le hacen padres que han leído el artículo anterior. En esta oportunidad, él habla de conflictos con hermanos menores y cómo aplicar disciplina en situaciones complicadas como por ejemplo, cuando usted está en el auto manejando y su hijo empieza a ponerse inquieto. El artículo es muy claro, práctico e interesante, sigue leyendo… En una columna anterior escribí sobre cómo enseñar autocontrol a un niño de 4 años que desafiaba constantemente a sus padres y quebró su eficacia gradualmente. La cuestión principal es cuán a menudo los padres se sienten derrotados por niños pequeños y desafiantes. En ese estado donde se experimenta pérdida de control y la resultante frustración, los padres recurren frecuente y crecientemente a castigos, gritan mucho y también recurren a los golpes. Hay una manera mejor. Una clave para conseguir resultados exitosos en cuanto a disciplina es reconocer que hay rutas viables que funcionarán si los padres aplican consecuencias persistentemente. Este segundo artículo sobre el tema es en respuesta a preguntas enviadas por padres. Por favor note que el mismo no se enfoca en niños con problemas emocionales o neurológicos que probablemente necesiten estrategias adicionales. Una clave para conseguir resultados exitosos en cuanto a disciplina es reconocer que hay rutas viables que funcionarán si los padres aplican consecuencias persistentemente. Otra clave es que las consecuencias deben ser breves y repetidas antes que un gran castigo que se supone, debería arreglar todo, por ejemplo, sacar algo una noche/día en oposición a sacarlo muchos días. Padres frustrados siendo demasiado punitivos sólo puede resultar en falta de obediencia y un niño que pierde conexión con el comportamiento inaceptable original. Para el momento en que los padres buscan asistencia profesional, casi siempre se están describiendo como inconsistentes, lo que asegura que el comportamiento del niño no mejorará. Es sorprendente cuán rápido los niños muy pequeños aprenden que pueden agotar a sus padres y salirse con la suya. Una vez que esa lección fue aprendida, es muy difícil enseñarles a cambiar y que realmente respeten las reglas de sus padres. El tiempo fuera es una de las estrategias más comúnmente usadas con niños en edad preescolar. Muchos lectores plantearon preguntas sobre usar el tiempo fuera en ciertas situaciones donde es difícil de aplicar o el niño es desafiante. Por ejemplo, un padre preguntó: ¿Qué haces cuando un niño se esta portando mal en el auto? Primero que nada, no intente disciplinar a un niño mientras está manejando. Es peligroso. Así mismo, debe examinar el problema y decidir que es lo que realmente se necesita aquí. Por ejemplo, si usted está tratando de hablar por teléfono, algo que no se recomienda en general, pero especialmente cuando tiene un niño en el auto, el niño que está gritando o los niños que pelean en los asientos de atrás pueden estar buscando atención en realidad. O puede ser que el ruido no sea tan terrible si no está tratando de hablar por teléfono. A veces es mejor darse cuenta que ese no es un buen momento para hablar y volver a concentrarse en manejar e interactuar con su hijo. Por otro lado, si el niño realmente está creando problemas, como salirse del asiento del auto (es asombroso cuán rápido algunos niños aprender a hacer esto), lo mejor es estacionar y parar el auto. Los niños generalmente se sorprenden cuando uno hace esto. Si se estaba dirigiendo a un lugar al que el niño realmente tenía ganas de ir, dé una advertencia de que la próxima vez que tenga que parar, va a ser para volver a la casa. Muy frecuentemente los padres se ven obligados a mantener un compromiso con el niño a pesar de su conducta. Esto transmite el mensaje equivocado. Así que, incluso si significa perder una fiesta de cumpleaños, una práctica de fútbol o una cita para jugar, vuelva a la casa si el niño está actuando inapropiadamente. Si usted no le pone un valor elevado a un comportamiento razonable ¿por qué debería hacerlo el niño? Padres frustrados siendo demasiado punitivos sólo puede resultar en falta de obediencia y un niño que pierde conexión con el comportamiento inaceptable original. El reto es más grande si usted debe hacer un recado, por ejemplo recoger a otro niño o comprar algo para la comida. En estos casos usted le explica al niño que va a ser castigado cuando lleguen a la casa. Muchas veces será la pérdida de algún privilegio, como mirar un video o un programa de televisión que sea un favorito de antes de la comida o puede ser sacarle la lectura del padre o la historia antes de dormir esa noche. Puede que no haga el resto de ese viaje más placentero, o incluso los próximos viajes, pero si recuerdas constantemente seguir esto cuando llegas a casa, el niño comenzará a tomarte en serio y su comportamiento mejorará con tu advertencia. Otra madre planteó el problema de un niño de 4 años que es malo o demasiado agresivo con su hermanita de 2 años. Ella afirmaba que había intentado mandarlo a su cuarto y otras consecuencias pero nada funciona con el niño. Por supuesto siempre vas a enfrentar el desafío de saber quién es realmente el culpable aquí. Suele pasar que el hermano menor aprende rápidamente que molestar a su hermano mayor hasta el punto de ser malo hace que éste sea castigado. Así que, a menos que haya visto que es realmente el hermano mayor el que se comporta inapropiadamente, es mejor mandar a ambos a sus cuartos y no escuchar historias sobre quién hizo qué a quién. Pero cuando usted ha visto que el niño más grande ha sido inaceptablemente malo debe probar un enfoque diferente. Lo que se hace usualmente en castigar al niño más grande, pero esto no suele funcionar ya que el mismo está ganando más atención. El niño aceptará la atención negativa como sustituyente de la no atención y esto es una especial fuerza impulsora de conflictos tempranos entre hermanos, donde el “bebé” parece estar obteniendo demasiada atención a los ojos del hermano mayor. Entonces, su estrategia debe ser entrar, ignorar al niño ofensor, abalanzarse sobre la víctima e irse con ésta para proveerle calma y algo de atención. Esto cambia las reglas del juego. El niño más grande empezará a darse cuenta que mientras más se las agarre con su hermana menor, más atención ella recibe y él deberá pensar en qué otra cosa puede hacer! Sí, hay un riesgo de que, como se mencionó anteriormente, la niña más pequeña aprenda a usar esto en beneficio propio, pero probablemente usted se de cuenta rápidamente y use la solución de “los dos a sus cuartos”. A veces el niño más grande sube la apuesta para seguir con su juego. Esto suele tomar la forma de persecución del padre y de tratar de entrometerse cuando se le da atención a la hermana menor a través de, prácticamente forzar al padre a castigarlo y así obtener su deseada atención. En esas situaciones, una estrategia es tratar de hacer un tiempo fuera invertido. Usted y su hija se van al cuarto (al cual puede asegurar con llave) y dejan al niño golpear la puerta hasta que se canse de no obtener atención y vaya a hacer otra cosa. El riesgo aquí es que el hermano mayor haga un desastre en algún lado de la casa para castigar al padre por no prestarle atención. Eso deberá enfrentarse después y repito, es mejor con una consecuencia en la cual se le saca tiempo a pasar con él además de que limpie o pierda incluso más privilegios. La atención de los padres es todavía una de las consecuencias más poderosas que usted tiene a su disposición. Una respuesta alternativa al niño que anda detrás suyo es parar, arrodillarse, mirarlo a los ojos y explicarle que si el sigue comportándose así, usted continuará pasando tiempo con su hermana y que si él quiere su atención, tiene que parar, ir a su cuarto y jugar silenciosamente por algunos minutos hasta que usted termine con su hermana. La idea es usar las conductas negativas del niño como la razón para continuar lo que él quiere cambiar y preparar el camino para que la conducta deseada reciba la recompensa que él preferiría. Este concepto de que continuar el comportamiento indeseado resultará en pérdida de atención en vez de en una crisis parental, es crucial para enseñarle responsabilidad por su conducta a un niño pequeño (en realidad a niños de cualquier edad). Es cierto que un niño pequeño puede no comprender el concepto del tiempo, pero usted puede hacerlo visual y concreto mediante un afiche. Debes mantener las consecuencias en el campo del niño, no el tuyo. Por ejemplo, cuando un niño sigue levantándose de la cama a la noche dígale: “no puedo hacerte quedar en la cama (es muy importante admitir los límites de lo que puedes controlar, no puedes controlar el comportamiento, sólo las consecuencias) pero cada vez que te levantes de la cama voy a sustraer 1 minuto de nuestros 10 minutos en los que te cuento una historia en la cama mañana a la noche. Tú lo decides. Ya tuvimos nuestros minutos de historia esta noche y nuestro tiempo de abrazarnos y ahora tengo algunas tareas que hacer. Si sigues interrumpiendome, entonces tendré que sacar tiempo extra de mañana a la noche en vez de pasarlo contigo. Es cierto que un niño pequeño puede no comprender el concepto del tiempo, pero usted puede hacerlo visual y concreto mediante un afiche o cualquier cosa que se puede colgar y en la que se pueda escribir, escriba los números del 0 al 10, y empiece a tachar los números cada vez que tenga que hablar con el niño. La próxima vez siga las reglas y dele solo el tiempo que queda en el afiche, incluso cero si es lo que quedó. Repito, puede que los niños pequeños no lo comprendan en el primer intento, pero si se continúa ellos aprenderán y usted evitará la evolución de un problema nocturno crónico. De igual forma, cuando un niño sale constantemente de su cuarto durante el tiempo fuera o golpea las paredes y puertas cuando se supone que tiene que estar en silencio, use un temporizador para manejar la situación. Es importante recordar que el mensaje es que usted no puede controlar el comportamiento del niño, solo las consecuencias. Entonces, cada vez que usted necesite reprender a su hijo por salir de su cuarto o hacer mucho ruido, puede resetear el temporizador y el castigo seguirá extendiendose hasta que el niño termine sus 5 minutos en tiempo fuera. “Depende de ti si quieres hacer que el castigo dure más.” Los puntos principales aquí son: 1. Para niños pequeños, usted necesita aplicar consecuencias breves y repetidas con frecuencia para que el aprendizaje tome lugar. 2. La atención de los padres debería ser dada juiciosamente para el buen comportamiento ya que tiene una poderosa influencia en la conducta de un niño en edad preescolar. 3. Acepte y enfatice que no puede controlar la conducta, sólo las consecuencias. 4. Una vez que tenga un buen plan, entonces su persistencia y paciencia lo harán funcionar. Tomado de http://www.psyciencia.com/2012/06/09/disciplinando-a-un-nino-desafiante-en-edad-preescolar-parte-2/

miércoles, 7 de enero de 2015

Disciplinando a un niño desafiante en edad preescolar

Disciplinar a un niño puede ser un trabajo muy frustrante y agotador para los padres. El Dr. Kalmar Heller nos da técnicas para mejorar la conducta y el temperamento de un niño difícil, además de las claves para hacer efectivos algunos métodos disciplinarios clásicos como el tiempo fuera. Pregunta: Mi hijo tiene 4 años y él manda en la casa. Su primera respuesta a todo es “¡No!” Hacer que se vista, que coma el desayuno, que vaya al jardín de infantes o a la guardería es una lucha. Hace rabietas siempre que no consigue lo que quiere- y a veces incluso cuando sí lo consigue. Está muy celoso de su hermana de 2 años y siempre va tras ella. Me desgasta. Yo se que me descontrolo y le grito, por supuesto, en vano. Mi esposo y yo tratamos de disciplinarlo pero no se queda en el tiempo fuera- siempre se sale de su cuarto. Y tratar de que se quede en su cama a la noche es otro desafío constante junto con intentar tener una cena pacífica. Sin embargo, puede ser un niño cálido, afectuoso y a veces es placentero jugar con él o leerle ¡En la escuela me dicen que es estupendo! Eso me hace sentir que estoy haciendo algo mal. Yo se que no estamos siendo muy consistentes con nuestra disciplina. Mi esposo y yo a veces acabamos gritándonos entre nosotros por esto. ¿Alguna sugerencia? Respuesta: Cada vez que los padres luchan con un niño difícil de manejar, el primer paso es consultar a un médico, incluyendo al alergista, para asegurarnos que no hay nada médico afectando el comportamiento del niño. Como profesional de la salud mental, tomo cuidadosamente la historia temprana para determinar si esto es primariamente una cuestión de temperamento, es decir, si hay clara evidencia de desafíos desde el comienzo. Otra avenida relacionada que se debe explorar es el más reciente identificado concepto de problemas de integración sensorial, muy a menudo sugerido por una historia de no ser calmado mediante el contacto, reacciones de miedo o estirar la ropa frecuentemente (posiblemente por causa de ciertos materiales que son irritantes). Es importante darse cuenta que la crianza de los hijos no es un proceso de una sola vía. Cualquiera sea la causa es importante empezar por reconocer que no puedes controlar el comportamiento de tu hijo. Es una falsa expectativa que contribuye a la noción de los padres de que son un fracaso o resulta a veces en esfuerzos muy dañinos de volverse más autoritario y enojado. Lo único que puedes controlar son tu comportamiento y las consecuencias del comportamiento de tu hijo, que debes aprender a manejar activa y consistentemente para que el niño aprenda a hacer mejores elecciones. Para muchos niños esto es un proceso sencillo porque están naturalmente ansiosos de complacer y/o tienen un temperamento muy equilibrado. Pero algunos chicos son impulsivos, malhumorados, deficientes en la habilidad para calmarse y muy necesitados de atención. Puede que estos chicos con temperamentos difíciles siempre luchen con su tendencia a persistir en una tasa más alta de realización de decisiones inaceptables. Ellos presentan un desafío especial para todos los padres. Es importante darse cuenta que la crianza de los hijos no es un proceso de una sola vía. Los niños influyen en los padres al menos tanto como los padres en los niños. Así que si tienes un niño que es difícil desde una edad temprana, empiezas a tener dudas sobre ti mismo como padre y comienzas a sentir resentimiento hacia ese niño. Éste último es comúnmente admitido con significativos sentimiento de culpa. Éstas dudas y emociones negativas hacen más difícil criar a los hijos efectivamente. Es muy común que los padres de un niño desafiante piensen que son malos padres, especialmente las madres a quienes nuestra sociedad carga con un sentido de responsabilidad por la conducta de sus hijos. No obstante, estos mismos padres suelen tener uno o más niños adicionales a quienes les va muy bien, ¡pero no toman ningún crédito por eso! Es típicamente un alivio el solo ayudar a los padres a entender que ellos no son la causa de las dificultades del niño y que no pueden hacer nada para cambiar su estructura esencial. Lo que es más probable que esté pasando para cuando llegan a mi oficina es que estén desgastados por el proceso y es posible que se encuentren haciendo cosas que aumenten los comportamientos desafiantes. Pasemos a ver algunas directrices sobre qué hacer. Las mañanas son un reto. Ayuda recordar que el problema central en estos niños es seguramente, una necesidad exagerada de atención y una combinación de problemas para autocalmarse y poder mantener la concentración en actividades cuando está solo. Estos niños suelen andar mejor en el marco escolar porque suele ser altamente estructurado y los chicos son influenciados a seguir las reglas por el resto de los niños. Cuando sí tienen problemas en preescolar es, usualmente cuando el programa es menos estructurado, el ambiente es muy ruidoso o sus necesidades de atención resultan en conflictos con otros niños. Recuerda que una de las técnicas disciplinarias más efectivas que tienes como padre es la atención que le das a tu hijo. La necesidad extra de estructura es muy importante para estos niños. Son menos capaces de crearla ellos mismos. Así que toma esto prestado del preescolar, que usualmente tiene una agenda en un afiche grande con imágenes y el niño lo revisa rutinariamente. Consecuentemente, los padres deberían crear, con la asistencia del niño, un afiche grande que esboce la rutina de las mañanas. Incluya tiempos, una breve exposición de la tarea a ser completada y una imagen o dibujo de la tarea. Ubique un gran reloj analógico al lado del afiche. Luego, durante la mañana, refiérase constantemente al afiche: “son las 7:20 y el poster dice que ya deberías tener tus dientes cepillados. Oh-oh mejor te apuras o no terminarás de vestirte para las 7:35.” Es como si el poster estuviera a cargo en vez del padre (¡y no puedes discutir con un poster!). Si es posible, construye al final del horario un breve tiempo para jugar que, por supuesto, sólo puede llevarse a cabo si se está listo a tiempo. De esa forma, haces que el niño trabaje por lo que más quiere: tu atención. El mismo proceso puede ser utilizado en la noche, con la misma recompensa al final si el niño está listo a tiempo. Ahora bien, ¿qué deberías hacer si el niño tiene una rabieta? Aléjate, incluso si el niño responde intensificando la rabieta o manteniéndola por un período más largo de tiempo. Espera a que siga su curso antes de intentar cualquier disciplina. Si el niño se sale de control, ten en mente que es una experiencia que da miedo y deberías verbalizar ese probable sentimiento cuando la rabieta se acabe. También deberías decidir en esas instancias ofrecer algunos comentarios tranquilizadores en adición a las posibles consecuencias negativas. Recuerda que una de las técnicas disciplinarias más efectivas que tienes como padre es la atención que le das a tu hijo. El niño desafiante ha aprendido a obtener más atención mediante comportamientos negativos. Debes invertir esto retirando tu atención en esos momentos, con menos preocupación sobre lecciones y amonestaciones inútiles, y haciendo tu punto al reforzar las conductas positivas a través de otorgar más atención a esos momentos. Muchas veces ayuda usar la estructura aquí también, mediante la confección de una lista de comportamientos positivos en un gráfico donde se puede ganar tiempo extra para jugar con uno de los padres. El tiempo fuera es aún una de las técnicas disciplinares más efectivas, pero una clave para hacerla funcionar es, otra vez, reconocer que no puedes controlar la conducta de tu hijo, solo las consecuencias de la misma. Si un niño se rehúsa a ir a su cuarto o a quedarse allí por el tiempo requerido (sólo unos pocos minutos para niños en edad preescolar), te arrodillas, lo miras a los ojos y le dices: “tienes razón, no puedo hacer que te quedes en tu cuarto, pero si no lo haces, la próxima vez que me pidas hacer algo contigo o para tí, yo solo diré que no y te recordaré que me debes un tiempo fuera.” Luego aléjese. Su hijo pronto necesitará algo de usted y usted le recordará que no lo hará hasta que complete el tiempo fuera. Usted será probado en esto unas cuantas veces y una vez que el se de cuenta que usted es como un elefante que nunca olvida (tener una máscara de elefante o imágenes a mano le agrega ligereza a este proceso) el niño se hará más obediente al momento de aceptar su castigo. Las cuestiones clave en la crianza de un niño desafiante son no perder la confianza en uno mismo como padre, ser persistente, crear una estructura, manejar su atención y encontrar los aspectos positivos del niño para enfocarse en ellos tanto como sea posible. Aclaración del editor: Este artículo fue publicado previamente en drheller.com y cedido a Psyciencia por el autor (Dr. Kalman Heller) . Tomado de http://www.psyciencia.com/2012/06/06/disciplinando-a-un-nino-desafiante-en-edad-preescolar/

martes, 6 de enero de 2015

Relación entre el castigo físico y los trastornos mentales

Los castigos físicos son algo bastante universal, si bien está prohibido de forma legal en 32 países, en el 87% del mundo, sigue siendo un método disciplinario aceptado. Un grupo de investigadores decidió explorar la relación entre los castigos físicos y el desarrollo de trastornos mentales. En el resumen del estudio se nombran varias investigaciones que ya habían encontrado relación entre los castigos físicos y trastornos mentales del eje I; lo novedoso de este estudio es que también integra los trastornos del eje II y que cuenta con una muestra representativa importante. MÉTODO La muestra estuvo compuesta por 34.653 adultos mayores de 20 años, no institucionalizados, residentes en Estados Unidos. Se aplicó una Encuesta Epidemiológica sobre Alcohol y Condiciones Relacionadas (NESARC por sus siglas en inglés) a la que se le sumaron otros instrumentos para conocer la proporción de la muestra que sufrió de maltrato infantil y separarla de la muestra que se iba a considerar para el estudio. Las personas tomadas por el estudio fueron aquellas que habían sido empujadas, abofeteadas, agarradas, lanzadas o pegadas por sus padres u otros adultos que vivían en el hogar, y que habían respondido que esto les sucedía “a veces” o con frecuencias mayores a “a veces”(esto fue definido como castigo físico duro). También se recolectaron datos sociodemográficos y se indagó sobre historia familiar de disfunción (problemas con alcohol o drogas, encarcelamiento, tratamiento u hospitalización por salud mental y/o intentos o muerte por suicidio). Los objetivos principales del estudio fueron: 1. Determinar si el castigo físico aumenta la probabilidad de desarrollar trastornos mentales del eje I (Trastornos clínicos y otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica ) y el eje II (Trastornos de la personalidad). 2. Estimar qué proporción de los desórdenes mentales en la población general es atribuible al castigo físico. Es importante enfatizar también,que el estudio se ocupó de controlar limitaciones que tuvieron estudios previos sobre el tema, más específicamente se controlaron: (a) el efecto de los castigos físicos, el cual fue examinado en ausencia de maltrato infantil; (b) se incluyó un rango de trastornos mentales de los ejes I y II que previamente no fueron considerados; ( c) fue estimada la proporción de desórdenes mentales que puede ser atribuible a los castigos físicos; y (d) Se utilizó una extensa y representativa muestra nacional, lo cual permitió examinar al género como un posible moderador (si bien, los resultados no fueron significativos en este aspecto). RESULTADOS Los resultados hacen progresar nuestro conocimiento de la relación entre los castigos físicos duros y los trastornos mentales en varios puntos de vista nuevos. Primero, indican que el castigo físico duro en ausencia de maltrato infantil está asociado con el incremento en las posibilidades de tener varios trastornos de los ejes I y II de por vida; por supuesto, se realizó el ajuste para las variables demográficas y la historia de familia disfuncional antes de obtener estos resultados. Encontraron relación entre el castigo y trastornos del eje I; específicamente con depresión mayor En segundo lugar, una reducción aproximada del 2% al 5% para los trastornos del eje I y del 4% al 7% para los del eje II, podrían ser notados en la población general si no ocurrieran los castigos físicos duros en ausencia de maltrato infantil. Un descubrimiento sorpresivo fue que las familias con altos niveles de educación e ingresos fueron asociadas con elevadas probabilidades de castigos físicos duros. Los resultados de ésta investigación encontraron relación entre el castigo y trastornos del eje I; específicamente con depresión mayor, distimia, trastornos del estado de ánimo, manía, fobia específica, trastornos de ansiedad, abuso/dependencia de sustancias y trastornos externalizados. En el eje II, se encontró relación entre el castigo físico duro y los trastornos de los apartados A y B (por su clasificación en el DSM IV), aunque al ajustar por historias de disfunción familiar, los trastornos esquizoide y obsesivo compulsivo de la personalidad, perdieron significatividad estadística. LIMITACIONES Los autores nombran las siguientes limitaciones a considerar al interpretar los resultados: 1. El diseño transversal se opone a la determinación de cualquier inferencia causal en la relación entre el castigo físico duro y los trastornos mentales. 2. Los datos sobre castigo físico duro y maltrato infantil fueron recolectados retrospectivamente, lo que puede haber introducido error muestral. Sin embargo, hay evidencia que apoya la validez del recuerdo de eventos adversos en la infancia; además la psicopatología no está vinculada a datos de auto-reportes menos confiables sobre situaciones adversas experimentadas en la niñez. 3. Por último, la medición de psicopatología familiar, se basó en el recuerdo de los individuos y su entendimiento de que algún padre tenía problemas con el alcohol o las drogas o haya sido tratado y hospitalizado por enfermedad mental. Confirmación mediante historias clínicas o datos recolectados de los padres podría haber mejorado el diseño del estudio. IMPLICACIONES Afifi y colegas, mencionan que del estudio se desprenden varias implicaciones para la práctica clínica y las políticas, a saber: 1. La importancia de que los pediatras y otros proveedores de cuidados médicos conozcan el vínculo entre los castigos físicos duros y los trastornos mentales que se han encontrado en el estudio, los cuales se suman a la creciente literatura sobre los efectos negativos de los castigos físicos 2. Desde una perspectiva de salud pública, reducir el castigo físico puede ayudar a disminuir la prevalencia de trastornos mentales en la población general. Las políticas deben orientarse a estrategias para reducir los castigos físicos, lo cual apunta también a la importancia de difundir enfoques parentales positivos. Tal información será útil para pediatras y otros proveedores de atención médica, para tener en consideración al dar sus recomendaciones a los padres sobre el uso de castigos físicos “Que nosotros conozcamos, no han habido examinaciones del vínculo entre el castigo físico y una amplia gama de trastornos de la salud mental en una muestra representativa nacional, controlando muchas formas de maltrato infantil. Estudios previos no han considerado la proporción de trastornos mentales en la población general que pueden ser atribuidos a castigos físicos solamente, sin experimentar formas más graves de maltrato infantil. Tal información será útil para pediatras y otros proveedores de atención médica, para tener en consideración al dar sus recomendaciones a los padres sobre el uso de castigos físicos.” dicen Tracie Afifi y colegas. Fuente: Pediatrics Tomado de http://www.psyciencia.com/2012/07/09/relacion-entre-el-castigo-fisico-y-los-trastornos-mentales/

lunes, 5 de enero de 2015

Cómo es tu relación de pareja según el tipo de padre que tienes

La figura paterna es mucho más definitoria en nuestra vida de lo que imaginamos. Cómo influye la figura paterna en las mujeres es un tema que, definitivamente, sigue siendo motivo de análisis. Y es que hay quienes la desestiman, mientras otros le dan una importancia gravitante en lo que será el futuro de una hija, incluso, en sus relaciones de pareja. ¿Pero qué tan cierto es? Estudios lo ratifican; el vínculo de una mujer con su padre es determinante en su autoestima, y en las elecciones del tipo de hombre que escoge como pareja. “En eso hay coincidencia en las distintas líneas psicológicas. En mi experiencia, en lo que tiene más influencia es la elección de pareja y en la autoestima. Un padre ideal, es decir, presente, cariñoso, apoyador, capaz laboralmente, querido y respetado por su esposa, generalmente se traduce en un regalo de autoestima y buena elección de pareja para sus hijas. En la realidad, eso sí, un padre perfecto es aquel que la mayor parte del tiempo es un buen padre; con defectos por supuesto, que se equivoca también, pero nunca llega a extremos. En general es una persona sicológicamente sana, y agradecido con su vida lo suficiente. Por el contrario, un padre ausente, castigador, con problemas sicológicos graves, excesivamente débil, inmaduro, entre otros, afectará en forma negativa a sus hijas y les dejará la difícil tarea de superar esa marca”, explica la sicóloga María Luisa Gumucio. Sin ir más lejos, Edmundo Campusano, sicólogo y docente, detalla que la figura paterna dice relación con aspectos como la autoridad, la guía, el deber y la fortaleza. “Como también, de algún modo, se relaciona con la construcción de la identidad de la mujer en lo referido a validarse y saber respetarse a si misma. En general es la figura del padre la que imprime ese aspecto en la formación personal”, explica. El experto agrega que el padre es el representante más cercano que tiene del sexo “opuesto”, aquel en el que ve aquellas características de los hombres y con quienes podrá vincularse en el futuro. Esta figura y esta relación le permiten ver la masculinidad, no sólo cuando fue criada, sino también en el presente. El padre es el representante de la sociedad, el que transmite “el deber ser”, la norma, aquellas cosas que si bien son difíciles de asimilar en etapas tempranas del desarrollo, no por ello son menos importantes para una buena adaptación a la vida futura. Por este motivo, si éste lleva a cabo esta tarea de forma autoritaria, la mujer tendrá mas dificultades en la adaptación a ellas y, por el contrario, si es contenedor, un guía pero con afecto, este aprendizaje será más fácil y de mayor adaptabilidad en el futuro. ¿CÓMO ES TU PADRE? Padre ausente Edmundo Campusano señala que las mujeres que tienen padre ausente pueden desarrollar falta de confianza personal, sentir que no se está apoyada en la vida y que no cuentan con la protección necesaria para seguir adelante. A veces, también, pueden generar la sensación de no tener una estructura familiar “tipo” (aún cuando estén separados puede estar o no la figura paterna), de no ser parte de ese grupo de contención emocional primario. Esto puede repercutir en la vida emocional y, en consecuencia, no confiar en sus decisiones y estar siempre dudando de si misma en diversos ámbitos. De acuerdo a María Luisa Godoy, hay 2 efectos que pueden verse en una hija de padre ausente con respecto a la elección de pareja: 1) Profundas heridas en el amor y la autoestima, que la lleva a elegir parejas que aportan poco. No sentirse “merecedora” del amor, convencida de ser incapaz de tener una pareja que valga la pena; muy insegura; fea; celosa; poco interesante, por lo que no busca o rechaza inconscientemente parejas valiosas, y a cambio acepta hombres que tienen poco para ofrecer pero que generalmente son cariñosos, con los que llena el vacío. 2) Autosuficiencia. Ya que no tuvo un padre que la protegiera aprendió a cubrir ella sus necesidades; “no necesito a nadie” es su lema, detrás de lo cual está el dolor de “no tuve a quien necesité”, lo que puede llevarla a no armar pareja o bien a elegir un hombre que no le importe, que sólo sea funcional a sus necesidades. Es decir, puede ser una mujer que no se arriesga, no se entrega al amor y huye de las relaciones realmente significativas. Padre excesivamente sobreprotector Campusano señala que es probable que un padre así anule, de algún modo, el proceso de madurez emocional, la capacidad de crecimiento y de poder desarrollarse y arreglárselas por sí misma. Puede contribuir a crecer, pero emocionalmente será frágil e inestable. La sobreprotección, en el fondo, crea en ella una especie de incapacidad vital. Esto es complejo, ya que está muy ligado a la sensación de ser siempre una niña, que no se la puede sola, lo que tiene efectos en la vida social, de pareja y laboral. A esto María Luisa Gumucio agrega escenarios o consecuencias posibles. 1) Puede mantenerse como una niña mimada que buscará una pareja que se haga totalmente cargo de ella, con tendencia a deprimirse o entrar en pánico frente a las dificultades de la vida. 2) Rebeldía, que se ponga en peligro –ya que no aprendió a cuidarse por ella misma– y elija desafiantemente parejas muy inapropiadas y contrarias a los deseos de sus padres. Padre castigador A juicio de Edmundo Campusano, el castigo bien utilizado sí es una herramienta en la formación. Pero si es sólo castigo, sin compresión, o cuando es recurrentemente castigador, la figura de poder y autoridad del padre genera daños importantes en el desarrollo sicológico, ya que se crece asustada, con la sensación de falla personal, de ser un “error”; en estos casos, la imagen personal queda construida sobre la idea de no ser válida, de no cumplir “con lo que se debe”, de estar constantemente en “un error”. A eso debemos agregar que el castigo viene precisamente de la figura que debería darle el soporte necesario para sentirse apoyada, que “nada malo va a pasarle si se equivoca”. De esta manera, detalla, al crecer puede haber una constante sensación de miedo, de esconderse en los diversos espacios de la vida, buscar estar siempre detrás o querer pasar inadvertida y no atreverse a ser visible. Para María Luisa Gumucio, esta crianza también tiene 2 efectos: 1) Baja autoestima y tendencia masoquista, que lleva a repetir el modelo y aceptar hombres abusivos y maltratadores, muchas veces guardando las apariencias y manteniendo en secreto su situación. 2) “Nadie más me va a maltratar”, la mujer se endurece y no tiene pareja, o bien ella se vuelve maltratadora con el sexo opuesto o elije un hombre muy débil, muy femenino, que no signifique ningún riesgo, pero que tampoco le importa realmente. Es decir, cierra su corazón. Padre inmaduro “Depende del tipo de inmadurez, en qué se haya traducido; si es un padre inconstante pero cariñoso cuando aparece, es menos marcador que los casos anteriores, porque el cariño está. Es posible que la hija –al crecer– acepte a este padre incumplidor, niño, pero que la quiere; puede generar rabia, una actitud maternal con el padre que también la lleve a actitudes maternales con las parejas. Le puede costar dejarse cuidar y proteger, porque no tiene la experiencia. También puede generar angustia fácil, ya que se incorporó la experiencia de la incertidumbre y falta de constancia en el amor, lo que puede generalizarse a lo bueno de la vida; es decir, que cuando las cosas van bien la mujer tema que ‘algo malo va a pasar’”, señala Gumucio. Desde la perspectiva de Campusano, “lo que más se ve en estos casos es que muchas mujeres asumen un rol de cuidadores de estos padres y, de algún modo, parecieran más ‘maduras’ de la edad que tienen. Lo complejo es que se adelanta la adultez y se tienen que asumir roles que no son propias de su edad y para los cuales tampoco están capacitadas. Hay un costo emocional, y lo peor es que siente que tiene que cuidar a su padre para siempre; algunas incluso sacrifican sus propios deseos y proyectos vitales en pro de mantener y cuidar a este padre inmaduro”. Evidentemente, también existe el equilibrio. “Un padre ideal, es decir, presente, cariñoso, apoyador, capaz laboralmente, querido y respetado por su esposa, generalmente se traduce en un regalo de autoestima y buena elección de pareja para sus hijas. En la realidad, un padre perfecto es aquel que la mayor parte del tiempo es un buen papá; tiene defectos, por supuesto, se equivoca también, pero nunca llega a extremos”, dice María Luisa. Este tipo de relación sana trae consecuencias positivas. “Estas mujeres tienen un equilibro interesante de aspectos masculinos y femeninos; pueden ser tan autosuficientes y capaces de competir como de manejar sus afectos y ser sensibles y expresivas. En general pueden vivir su vida afectiva sin alteraciones, y lograr una relación plena, afectiva y sexualmente hablando, al igual que en los diversos espacios laborales, sociales, etcétera”. Es importante señalar que si bien es fundamental ambas figuras en las vidas de las mujeres (padre y madre), el que una no esté no necesariamente se traducirá en complicaciones en el desarrollo y en la vida adulta. “Muchas veces esas características de figura paterna son reemplazadas por otra persona, como abuelos, tíos, amigos; incluso muchas madres cumplen ambos roles y colaboran en hacer presente aquellos aspectos necesarios para el bienestar del proceso de crecimiento”, asegura Edmundo Campusano. Por ultimo, hay que señalar que aún cuando no se haya tenido la figura paterna del modo más sano, siempre se puede reparar, siempre se puede tomar conciencia de aquellos aspectos que dificultan la vida y que se relacionan con la figura paterna, y sanarlos. Todo depende María Luisa Gumucio señala que las consecuencias o efectos del tipo de padre que se tuvo varían de una mujer a otra, no hay un patrón de conducta. ¿Por qué? Diferentes motivos: 1) Las características propias de la hija. Las personas más resilientes, es decir, con más capacidad de superar las dificultades y fortalecerse a raíz de ellas, puede que lo superen, logren muy buena autoestima y elijan una buena pareja. En cambio, habrá otras que necesitarán de un trabajo personal para lograr sanar las heridas y tener una vida plena. 2) El otro factor clave es el entorno, sus factores de riesgo y protección, cómo es la mamá, el colegio en que se desenvuelve, sus abuelos, tíos, primos, su barrio, su salud e incluso su belleza física, así como sus propias circunstancias de vida de niña. Por Carla Ingus M. Tomado de http://www.elintransigente.com/mundo/2012/6/17/relacion-pareja-segun-padre-tienes-135532.html

domingo, 4 de enero de 2015

¿Tolerancia, aceptación o compasión?

Hace poco una persona me consultó sobre algunas técnicas o herramientas para mejorar la tolerancia. No hay pregunta más difícil, dado que los cambios conductuales relacionados con esta mejora están directamente vinculados a las creencias de cada individuo. Las técnicas o herramientas más efectivas parten por la identificación y desmontaje de creencias limitantes. Están vinculadas con el cambio de la concepción que se tiene sobre la existencia humana, el tipo de observador, lo que creemos que es la realidad, la verdad, etc. La tolerancia, la aceptación y la compasión reflejan tres niveles de madurez en el observador. La tolerancia es un estado en el que el individuo ha logrado desarrollar la paciencia y está en un estado de cierto equilibrio y paz que le permiten manejar situaciones complejas de manera más o menos acertada. Sin embargo, las personas tolerantes suelen estar en un espacio emocional de relativa o poca humildad. Cuando algo que no encaja con la “verdad” (su verdad), desde un estado de superioridad, “le dan permiso” al otro a estar equivocado, lo toleran. Le tienen paciencia. Entonces, ¿qué ocurre cuando esa persona no está en un estado de cierto equilibrio o paz emocional? La respuestas es que pierden la compostura, deciden no tolerar, esto es, no le permiten al otro “equivocarse, pensar distinto, cometer errores”, etc. Es decir, pierde la paciencia. La tolerancia está supeditada, entonces, a las emociones. Por otro lado, la aceptación representa un estado de mayor madurez emocional y espiritual. Ocurre cuando el nivel de conciencia del individuo ha aumentado considerablemente. Es un espacio de mayor racionalidad en el que se reconoce que hay más de una perspectiva de la vida, que pueden haber percepciones, interpretaciones y puntos de vista distintos, que hay diferentes formas de pensar y hacer las cosas. En este estado, cuando el otro piensa distinto la persona se enfoca en el objetivo final, en el bien común, en los valores compartidos, en conservar la relación y se abre a un mundo de posibilidades y perspectivas recordando que en el trabajo conjunto o en equipo mientras los “qué” y los valores se alcancen y respeten y los criterios de se mantengan, entonces los “cómos” son de cierta manera irrelevantes. Éste es un estado de apertura, curiosidad y profundo deseo de aprender: ¿habrá una manera más efectiva de alcanzar el objetivo que la mía? Como resultado de ello, acepto que el otro pueda tener un punto de vista distinto, me alineo a su propuesta, me involucro y la hago mía. La aceptación también exige compartir su perspectiva y hacerse y sentirse escuchado por el otro. Me valoro a mí mismo reconociendo que mi perspectiva aporta. Tengo consideración por el otro al reconocer y escuchar su propuesta. Con esta postura en la vida muchas veces las personas involucradas encuentran una tercera alternativa que no es la de uno ni la del otro sino la conjunta. En estas circunstancias, la tranquilidad y paz emocional promueven una racionalidad y conductas sumamente adecuadas. En este proceso la persona habrá desarrollado la aceptación. El tercer nivel de madurez es el de la compasión. Para que ésta ocurra es necesario que el nivel de conciencia del individuo tenga la capacidad de reconocer la razón de existir del ser humano; que estamos en esta Escuela de Aprendizaje llamada Tierra; que somos “seres espirituales viviendo una experiencia humana”; que más allá de lo que observamos, “la presencia divina que hay en mí reconoce la presencia divina que hay en ti” (Namasté). Una manera complementaria de alcanzar este estado es conociendo a profundidad lo que le ha tocado vivir al otro en su infancia, adolescencia, pre-adultez y en general en su vida. ¿Qué experiencias extraordinarias hacen a este ser humano que tengo al frente lo que es? ¿Qué experiencias traumáticas ha tenido? ¿Cómo esas experiencias lo hacen el ser que es? ¿Qué luchas está viviendo actualmente desde el ser en que se ha constituido producto de su pasado? ¿Cómo se aplican estas mismas preguntas a mí? ¿Qué experiencias extraordinarias me hacen el ser humano que soy hoy? ¿Qué experiencias traumáticas he tenido? ¿Cómo esas experiencias me hacen el ser que soy? ¿Qué luchas estoy viviendo actualmente desde el ser en que me he constituido producto de mi pasado? Y cuando me veo en esa experiencia de aprendizaje, razón de nuestra existencia, cuando veo al otro en esa misma experiencia; cuando reconozco mis experiencias y mis cualidades excepcionales y las del otro. Cuando dejo de culparme y de culpar a otros; cuando veo a mis antecesores haciendo las cosas lo mejor que podían desde su estado de conciencia, desde su proceso de aprendizaje y desde su definición de amor incondicional. Y cuando, además, me imagino y reflexiono todo, me invade una profunda emoción, una energía especial, una capacidad y conexión única con la creación y con el otro, con mi Ser Espiritual, con lo Divino. En ese momento surge en mí la compasión, con-pasión; la pasión conjunta. Un estado emocional, racional, espiritual, energético, de conexión con el entorno que me lleva a conductas extraordinariamente somáticas. Expresiones de un corazón sano, de un legado, del Dios que está en mí. tomado de http://semanaeconomica.com/transformandotalento/2014/11/04/tolerancia-aceptacion-o-compasion/

sábado, 3 de enero de 2015

14 reglas de oro para educar a tu hijo con reciedumbre

Para tener reciedumbre, hay que estar seguro de uno mismo. La base de la seguridad de toda persona reside en el respeto y el amor que recibe de las personas que quiere. Por eso, trata a tu hijo como a la persona más importante del mundo. Dile a menudo: “Nunca dejaré de quererte, hagas lo que hagas”, lo que no quita que se le recrimine por su comportamiento negativo. Enséñale autocontrol. Enséñale a acabar lo que empieza, a dilatar la gratificación, a controlar sus impulsos. Para ello, desarrolla con él un vocabulario de sentimientos. Escribe en una pizarra todos los adjetivos que muestran enfado o tristeza: enojado, irritado, enfurecido, etc. Cuando tu hijo esté enfadado, úsalas para que pueda identificar sus sentimientos: “Parece que estás realmente furioso; hoy los deberes son más difíciles que otros días ¿verdad?”. Sentirse comprendido es el primer paso para hacer frente a los problemas. Estimula su aprobación interna. Haz que tu hijo no dependa de tu aprobación sino de su propio reconocimiento. Para ello, cambia los pronombre “yo” por “tu“. No le digas: Estoy muy orgullosa porque no has caído en la provocación de tu hermano. En su lugar, dile: Debes estar muy orgulloso por no haber caído en la provocación de tu hermano. Actuando de este modo, conseguirás que se mueva por sus propios objetivos y opiniones, no por lo que piensen los demás de él. Sé modelo de autocontrol para tu hijo. Si estás en una cola y alguien se cuela, si conduciendo te pitan e insultan, si se te ha borrado el trabajo del ordenador o si tu hijo te reta a una lucha de poder recuerda que eres su modelo de autocontrol y coherencia. Tenlo en mente y aprovecha las circunstancias del día a día para enseñar autocontrol a tus hijos. Pregúntate si compras impulsivamente, si discutes con demasiada vehemencia, si te dejas llevar por tu estado de ánimo; si te quejas cuando las cosas no salen como deberían, si te niegas a comer lo que no te gusta o si no le das importancia a la puntualidad. Son pequeños detalles que los niños registran en sus mentes y van conformando su personalidad. Habla con tu hijo sobre lo que es autocontrol. Explícale que cuando “se aguantan las ganas” de tomarse el postre antes de cenar, de insultar a un compañero que le ha ofendido o de jugar al ordenador cuando no toca está teniendo autocontrol. Identifica las diferentes situaciones del día en que tu hijo supera la tentación y házselo saber: Marcos te ha dicho en el colegio que hagas una cosa que tu no querías hacer y no la has hecho. Eso es autocontrol. Debes estar muy contento de haberlo conseguido. Acostúmbrate a utilizar la palabra “autocontrol” en tu casa para que aprendan a reconocer en ellos esta cualidad. Dale responsabilidades a tu hijo, además de la de estudiar y sacar buenas notas. Reparte de manera proporcional las tareas del hogar y exige su cumplimiento con la calidad que se merecen. No bajes el tablón de exigencia solo porque tú hijo es pequeño o porque tiene mucho que estudiar. Si tiene capacidad de realizarlas, debe cumplirlas con la máxima calidad. Argumenta pero exige. Hay cosas que se pueden negociar pero hay otras que deben aprender a aceptar sencillamente por el prestigio de los padres. Quiérelo con detalles, con tu tiempo, con tu presencia, con tu ánimo y con tus palabras pero no evitando que consiga cosas por sí mismo, esforzándose y superándose. Dale espacio y tiempo para aprender a superar por sí mismo sus problemas. Enséñale a enfrentarse a la injusticia. Utiliza para ello las reuniones familiares. En ellas tus hijos se implicarán y podrán defender sus puntos de vista, respetando los de los demás. El objetivo es que, con el tiempo, sean capaces de defender sus principios y actuar en consecuencia. Enséñale deportividad, enséñale a jugar limpio. El deporte es una gran herramienta para fomentar el esfuerzo, la perseverancia y la superación de uno mismo. Establece unas normas claras y sus consecuencias. Asegúrate que todos las conocen y trata de cumplirlas, tú el primero. Un solo consejo: sé consecuente con ellas. Fomenta el sentido del humor. Evita sobredimensionar los problemas con buen humor y alegría. Un padre o una madre divertidos y alegres son tan o más dignos de crédito que aquellos padres huraños y culpabilizadores. Formula y comparte un enunciado familiar que guie vuestro comportamiento: Esta familia hace lo que debe, no solo lo que le apetece

viernes, 2 de enero de 2015

La inteligencia emocional

La inteligencia emocional agrupa al conjunto de habilidades psicológicas que permiten apreciar y expresar de manera equilibrada nuestras propias emociones, entender las de los demás, y utilizar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento. Competencia emocional Uso de la Inteligencia emocional en el trabajo y las organizaciones Entendemos por Competencia Emocional el dominio de ciertas habilidades con el objetivo tanto de fomentar nuestro bienestar psicológico, salud física, entusiasmo y motivación, como de establecer relaciones satisfactorias con los demás. Se suele decir que ser competente emocional es en un 64% responsable del éxito profesional de las Personas. ¿Cuáles son esas habilidades? Hay dos vertientes: Consigo mismo y con los demás. Hacia dentro se trata de conocerse a sí mismo, auto regularse, auto motivarse y expresar aquello que uno desea o siente en forma asertiva. Hacia afuera: tener empatía y capacidad de persuadir, influir, escuchar activamente y ser asertivo, en suma, se trata de adquirir competencia social. ¿Qué es la competencia social? Ser capaz de resolver conflictos, convencer, establecer consenso, reconocer el punto de vista del otro y trabajar en equipo. ¿Qué es ser asertivo? Consiste en expresar lo que uno piensa o siente sin menosprecio por lo que otros piensan o sienten. Expresar claramente lo que pensamos nos permite desarrollar relaciones satisfactorias con los demás, lo que redundará en beneficio de nuestra propia salud.

jueves, 1 de enero de 2015

Pelear frente a los hijos

Los desacuerdos ocasionales o lo que se podría denominar como una negociación acalorada, durante la cual cada uno con respeto intenta llegar a la solución del problema es algo bueno para los niños. Se considera como una forma de moldear su comportamiento, pero las peleas en las que se repiten los puntos negativos una y otra vez y en las que se arremete con insultos, en las que se ventilan resentimientos en lugar de resolver la situación, son muy nocivas para los niños y pudieran ser un verdadero búmeran en cuanto al trato que estos chicos darán a sus padres cuando lleguen a la adolescencia, a más de que se pudieran convertir en chicos que agreden a todo el mundo. Para Jacobs, los niños empiezan a sentir temor cuando sus padres pelean, luego se sienten disgustados y se preguntan cómo vivir con esto. Eventualmente desarrollan temor de sentirse igualmente atrapados y cuando sean adultos pudieran tener una tendencia a evadir las relaciones de pareja. Asegura el experto que a pesar de que se ha escrito mucho sobre el daño causado por los divorcios, el daño es mayor para los niños cuyos padres permanecen en un matrimonio infeliz, amargado y explosivo. ¿Qué deben hacer los padres para minimizar cualquier trauma? Si los hijos son testigos de peleas terribles, no habrá forma de esconderlo bajo la alfombra. Lindquist sugiere que se les pida perdón y se les reasegure de que se aman entre ellos. Se debe hablar específicamente y en términos apropiados para su edad sobre cómo les habría gustado en lugar de pelearse conversar sobre el conflicto. Por ejemplo: “Lo siento mucho, tu papi y yo peleamos anoche, nos sentimos mal por haber dicho tantas cosas feas y estamos intentando resolver mejor nuestras diferencias para evitar estas peleas”. Sin embargo, esto no puede hacerse una y otra vez pues luego de un tiempo las palabras suenan falsas y no tienen efecto. Lo mejor es buscar ayuda profesional. Lo más importante es conseguir que los hijos jamás sean parte de ello. Aquel refrán de que los niños aprenden lo que viven cobra gran significado con las peleas, pues si ellos son parte del escenario es muy posible que más tarde sean promotores de conflictos. Los padres que se pelean delante de sus hijos siembran una semilla de conflicto que será muy difícil de combatir, será como una hierba mala que aunque se intente quitarla retorna con más fuerza. En un mundo tan violento como el actual, con escenas en la televisión que convocan a esa violencia y el maltrato de todo tipo no podemos propiciar agresividad desde nuestro propio hogar y ser un mal ejemplo para los hijos, sin importar cuál sea su edad. La prudencia, la tranquilidad y la tolerancia suelen desaparecer cuando se inicia una discusión de pareja, sin importar si tenemos o no la razón y los padres olvidamos que nuestros hijos están allí, como mudos testigos de ese enfrentamiento.Al ser los adultos en la ecuación es nuestro deber evitar esas escenas cuando ellos están presentes y aprender a dilucidar nuestras diferencias de manera civilizada, sin enfrentarnos, herirnos o dañarnos y peor aún frente a los hijos.